La Casa de la Provincia de Sevilla acogió ayer una nueva edición de Foro Igualdad Real: Coeducación para frenar las agresiones machistas, en el marco de las actividades en torno al 8 de marzo. El encuentro, organizado por la Escuela Superior de Igualdad Real H.C.C y Foro Igualdad Real, en colaboración con el Ayuntamiento de Sevilla, Fundación Cajasol y Diario16, contó con la presencia de la directora general de igualdad del Ayuntamiento de Sevilla, Teresa García, la maestra y pedagoga promotora de la construcción de convivencia positiva en los centros educativos, Nélida Zaitegui, la doctora en Arqueología y parte integrante de los estudios de género ESIHCA, Lourdes Girón, y el fundador de Foro Igualdad Real y la Escuela Superior de Igualdad Real, Manuel Domínguez.

En primer lugar, Teresa García, directora general de Igualdad del consistorio hispalense, agradeció a Foro Igualdad Real la oportunidad de poder colaborar en este encuentro, “ya que Sevilla tiene como lema transformar la ciudad a través de la igualdad y las políticas”. En este sentido, García incidió en el compromiso del ayuntamiento en materia de educación, “a pesar de no tener casi nunca competencias en este ámbito”, recordando “el fomento en la práctica de la coeducación y las relaciones igualitarias y saludables en los centros educativos desde hace más 12 años”. La directora aprovechó para destacar que estas prácticas “no solo van dirigidas a la comunidad educativa, sino que se hace extensible a las familias y a su responsabilidad en el proceso coeducativo”.

Nélida Zaitegui invitó en el inicio de su intervención a una reflexión conjunta, poniendo en el centro lo que hacemos en nuestro día a día como potencial agente transformador para el mundo. Comenzó su discurso preguntando cuáles eran las creencias sobre las personas alejadas del sexo hombre o mujer, y aclarando la idea de género como constructo social. Seguidamente trató la coeducación como educación comprometida con la consecución de un mundo más justo y solidario, haciendo un guiño al feminismo no como corrientes, sino como un tema de justicia.

“Transformar la educación para formar personas. Potenciar el sentido crítico, la creatividad como motor del s. XXI, la autonomía de las chicas y su competencia”, son algunas de las ideas que abordó en su ponencia. Puso varias veces el acento en dejar el sexo a un lado, para centrarnos en los seres humanos, sin olvidar los estereotipos de género, como creencias sociales, y el marco de cultura androcéntrica en la que vivimos. Como aceleradores educativos para transformar la sociedad propuso “cambiar nuestros marcos mentales, ser personas, enseñar resistencias psíquicas de actitudes para poder vivir y desarrollarse como seres humanos, a los más jóvenes, coeducar en convivencia y fomentar las relaciones personales, los cuidados en el ámbito privado, reconocer los esfuerzos de las chicas y que estas se libren de toda la presión sobre ellas, señalar las violencias simbólicas, culturales, sutiles, ser conscientes de los estereotipos de género y detectar los micromachismos, así como alejarnos de la cultura del éxito o la meritocracia, para dejar paso al valor privado de los cuidados sin desmerecer el público”, entre otras propuestas.

Por su parte, el fundador de Foro Igualdad Real y la ESIHCA, Manuel Domínguez Moreno, agradeció a las personas asistentes y a la institución local por acoger este encuentro enmarcado en un mes importante para el feminismo. Sus palabras comenzaron desde la autocrítica, pues mientras sigan existiendo 170.000 millones de negocios en la prostitución, será difícil que las dictaduras privadas permitan a las administraciones públicas y a la sociedad frenar esta situación tan devastadora que denigra la condición humana, no solo de las personas que lo sufren, sino de las personas que lo permitimos, hombres y mujeres”.

“Los minutos de silencio, las pancartas, las palabras y los discursos no son suficientes”, afirmó Domínguez. Unos elementos que, bajo su punto de vista, son el resumen de una estrategia de España y de todos los países del mundo para denunciar la violencia machista, que a veces resulta cruel para con las víctimas porque la falta de hechos concretos y efectivos, generan inseguridad entre las mujeres que viven sometidas a la violencia física, psicóloga y de su futuro asesinato por el terrorismo machista”. Sobre este hecho reflexionó de la siguiente manera: “¿Son las palabras necesarias? Sí. ¿Hacen falta los hechos? Sí. ¿Sobran discursos? No. ¿Se precisan recursos? Muchísimo. ¿Sobran gestos? No. Se hace menester implementar de una estrategia efectiva que puede evitar que en los últimos 15 años hayan sido asesinadas 1.045 mujeres por violencia género y otras muchas que son invisibles porque no entran en las estadísticas”.

Al hilo recordó que “mientras el Estado destinó más de 25.000 millones de euros para proteger a los que estábamos amenazados por ETA, porque era necesario posiblemente hacerlo, en la actualidad, según lo indicado en el Pacto contra la violencia de género, el presupuesto destinado a defender las amenazas de muerte contra las mujeres son de 220 millones”. Y continuó: “Yo fui víctima de ETA viviendo en San Sebastián y fui protegido durante 10 años por escoltas del Ministerio del Interior. A mi me protegió la sociedad y el Ministerio. ¿Por qué no protegen a las mujeres?. No quiero privilegios, yo quiero igualdad. Y más que la igualdad, quiero la igualdad legal y más que la igualdad legal, quiero la igualdad real. Porque la igualdad real es el único camino que puede conducirnos a erradicar esta lacra”.

Para Manuel Domínguez todavía falta “ese grado de compromiso por parte de algunas y algunos políticos”, e incidió en el hecho evidente de que “las carreteras siguen llenas de esas lucecitas que no son más que focos de exclavitud y de maltrato a mujeres y, concretamente, a las mujeres más desprotegidas por la sociedad. Aquellas que vienen de otros países engañadas y sabemos que están ahí, pero no hacemos nada”, lamentó. Asimismo, también hizo referencia a los dos pilares fundamentales sobre los que considera, se puede llegar a eliminar la violencia machista: “formación y seguridad”. En el caso de la formación, según Domínguez, “la hacemos entre todas y todos, dando cifras, concienciándonos, hablando de hechos….”. En este sentido, “la formación a los jóvenes es fundamental y la responsabilidad desde el compromiso de los medios también lo es”, pero también advirtió que “tenemos que ser coherentes, pues si no lo somos a lo largo de nuestra vida, no conseguiremos nada. Por eso hay que exponer la dura realidad a todos los jóvenes que se están formando en estos momentos. Esa es la formación y ahí sí será efectiva. Por el contrario, va a ser muy difícil cambiar las conducta machistas de quienes ya la tienen incorporada, para eso no hay vacuna”, espetó en su exposición, la cual concluyó con un mensaje alentador: “Tenemos que ser cada día más comprometidos con la violencia machista, no le sobran palabras, ni le faltan meses de mayo ni de noviembre. Falta compromiso, presupuesto y decisión”.

La doctora en Arqueología, Lourdes Girón, trató la importancia de conocer cuándo se crean los estereotipos sobre género, para poder atajarlos lo antes posible, citando un reciente estudio realizado con niños y niñas de 5 a 7 años en el que se ha observado que las niñas se comienzan a sentir inferiores a los niños, partir de los 6 años. Por ello, Girón afirmó que “algo no estamos haciendo bien y por tanto, debemos poner más énfasis en la educación primaria y en la coeducación familiar, como pilar fundamental en una educación colectiva en igualdad real”. Al igual, consideró que “es una tendencia muy preocupante, dado que las aspiraciones de hombres y mujeres están basadas en estereotipos de género creados en la infancia”. Por tanto, prosiguió: “hasta que todos los patios de los centros escolares no cambien la centralidad de las pistas de fútbol (vinculada al género masculino), entre otras muchas cosas, que otorga un poder enmascarado e inconsciente, la infancia no podrá avanzar en igualdad real”.

Nélida Zaitegui invitó en el inicio de su intervención a una reflexión conjunta, poniendo en el centro lo que hacemos en nuestro día a día como potencial agente transformador para el mundo. Comenzó su discurso preguntando cuáles eran las creencias sobre las personas alejadas del sexo hombre o mujer, y aclarando la idea de género como constructo social. Seguidamente trató la coeducación como educación comprometida con la consecución de un mundo más justo y solidario, haciendo un guiño al feminismo no como corrientes, sino como un tema de justicia.

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